OPINIÓN
EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE DEL DESARROLLO
Las palabras no solo son descriptivas, sino que representan una de las manifestaciones de un todo integrado en el que se interrelaciona la mente, el cuerpo, la acción, el medio y la historia. De esta manera se verifica una concatenación entre nuestras creencias, ideas, emociones y manifestaciones discursivas y de acción. Las palabras no solo dan cuenta de un proceso histórico, sino que también configuran realidades. Las palabras importan.
Durante mucho tiempo hemos dado por sentado en el lenguaje del desarrollo palabras y frases como recursos naturales, recursos forestales, bienes, capital natural y hemos actuado en consonancia con una cosmovisión que considera al ser humano como algo totalmente distinto de la naturaleza y que tenemos licencia para aprovecharla en beneficio de la satisfacción de las necesidades humanas. El problema es que esta forma de ver a la naturaleza la cosifica, la instrumentaliza y la reduce a un valor económico. El problema es que este enfoque, que nos ha parecido legítimamente válido ha mostrado sus limitaciones y desconoce dos aspectos sustanciales: Uno que somos parte de la naturaleza aun cuando tengamos atributos cognitivos especiales y dos que la naturaleza es valiosa no solo por el interés humano sino también por sus valores intrínsecos. Requerimos por tanto revisar nuestros enfoques antropocéntricos bajo el enfoque del biocentrismo que tiene como orientación fundamental el respeto a la vida en todas sus manifestaciones. Esto no significa dejar de intervenir la naturaleza sino hacerlo con el máximo respeto y cuidado posible.